.png "English"){kind=small}
Presentación del Señor en la Co-catedral de Belén de Escobar
Ayer, jueves 2 de febrero, a las 20, el obispo de Zárate-Campana, monseñor Oscar Sarlinga, celebró la misa de la Presentación del Señor en la iglesia co-catedral de la Natividad, en Belén de Escobar.
Numerosos fieles se hicieron presentes para participar de la eucaristía, que comenzó con la bendición de los cirios en la capilla de la Virgen, donde se halla una imagen de Virgen de la Candelaria.
Uno de los diáconos permanentes de ordenación más reciente, Giner Santacreu, y numerosos acólitos, asistieron a la ceremonia, y también religiosas -entre las que estaban las hermanas de Mater Dei, de la localidad de ingeniero Maschwitz- y vírgenes consagradas, que celebraron la jornada de la vida consagrada en ese día, como fue instituido por el beato Juan Pablo II desde 1997.
En la homilía, monseñor Sarlinga invitó a abrir el corazón para recibir las gracias del Señor “en esta celebración del luminoso testimonio y de la profecía que es la Candelaria, fiesta de Cristo y de María”.
El prelado señaló que “la nueva familia de Jesús no quiere muros de enemistad” y agregó que el Señor quiere “el luminoso reencuentro con el don del perdón y la reconciliación, entre los hermanos”.
El pastor de Zárate-Campana llamó a darle fin a “los compartimentos tabicados entre los cristianos, basta de enemistad, ya no más `espíritu de clan´, basta de frustraciones, odios interminables y venganzas; basta de las consecuencias divisorias generadas por el pecado. La justicia es necesaria, no la venganza; la justicia es sublime, y la misericordia del Señor es grande”.
“La Candelaria constituirá una ocasión preciosa para despertar la voluntad del bien y crecer como una familia humana y eclesial, edificada sobre la paz. Una comunidad que camine en la luz de la vida y de la alegría espiritual”, concluyó el obispo.
Fuente: AICA
LA REVISTA y la Comunidad
Numerosos fieles se hicieron presentes para participar de la eucaristía, que comenzó con la bendición de los cirios en la capilla de la Virgen, donde se halla una imagen de Virgen de la Candelaria.
Uno de los diáconos permanentes de ordenación más reciente, Giner Santacreu, y numerosos acólitos, asistieron a la ceremonia, y también religiosas -entre las que estaban las hermanas de Mater Dei, de la localidad de ingeniero Maschwitz- y vírgenes consagradas, que celebraron la jornada de la vida consagrada en ese día, como fue instituido por el beato Juan Pablo II desde 1997.
En la homilía, monseñor Sarlinga invitó a abrir el corazón para recibir las gracias del Señor “en esta celebración del luminoso testimonio y de la profecía que es la Candelaria, fiesta de Cristo y de María”.
El prelado señaló que “la nueva familia de Jesús no quiere muros de enemistad” y agregó que el Señor quiere “el luminoso reencuentro con el don del perdón y la reconciliación, entre los hermanos”.
El pastor de Zárate-Campana llamó a darle fin a “los compartimentos tabicados entre los cristianos, basta de enemistad, ya no más `espíritu de clan´, basta de frustraciones, odios interminables y venganzas; basta de las consecuencias divisorias generadas por el pecado. La justicia es necesaria, no la venganza; la justicia es sublime, y la misericordia del Señor es grande”.
“La Candelaria constituirá una ocasión preciosa para despertar la voluntad del bien y crecer como una familia humana y eclesial, edificada sobre la paz. Una comunidad que camine en la luz de la vida y de la alegría espiritual”, concluyó el obispo.
Fuente: AICA
Comentarios